Los hechos de este caso abarcan más de una década y merecen incluso un libro (se pueden encontrar más detalles aquí , aquí , aquí ). No obstante, parece necesario un breve trasfondo para explicar cómo se entreteje en la historia el abuso del sistema de Interpol.
En pocas palabras, mi padre, Tzvetan Vassilev, un empresario búlgaro, fue extorsionado por los políticos. Se negó a sucumbir a sus exigencias de transferir activos gratuitamente, y en 2014 políticos búlgaros, instituciones estatales (incluida la Fiscalía) y el banco ruso VTB conspiraron para quebrar artificialmente el banco del que era accionista mayoritario. Así se pudieron robar los activos del banco, una práctica conocida en Rusia como asalto estatal. Hoy en día, los activos del banco son fácilmente rastreables: o bien pasaron por las manos de los apoderados del VTB, o bien por las manos de los apoderados de los círculos políticos que extorsionaron a mi padre.
Sin embargo, la connivencia consistió en culpar a mi padre de la quiebra del banco. La Fiscalía inventó varios cargos acusándole de quebrar su propio banco, emitió una notificación roja pública y solicitó su extradición desde Serbia. Para mí su plan estaba claro: al final querían mantenerlo detenido, donde iban a asesinarlo o torturarlo para que admitiera que era culpable de algo que no era cierto, enterrando así toda la historia y las huellas de su conspiración.
Cuanto más intentaba mi padre defender sus derechos hablando públicamente de lo sucedido o presentando demandas ante las instituciones competentes, como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ( ver aquí por un caso que se ganó recientemente), más represalias tomó la Fiscalía de Bulgaria. El catálogo de abusos es amplio y extenso: falsificación de documentos, acoso a testigos, incluso manteniéndolos bajo custodia, para obligarles a dar falsos testimonios contra mi padre, mantenimiento bajo custodia del propio abogado de mi padre, etc.
La Fiscalía búlgara se sintió progresivamente frustrada al no poder obtener la extradición de mi padre desde Serbia. Enviaron tres peticiones adicionales y desordenadas para su extradición antes de que el tribunal serbio se hubiera pronunciado de forma concluyente sobre su primera petición, violando el principio bien establecido de especialidad en el derecho internacional. Entretanto, en una maniobra de relaciones públicas muy mediática, también enviaron cartas a la Comisión Europea, al Parlamento Europeo y al Consejo de Europa pidiéndoles que presionaran a los tribunales serbios para que permitieran su extradición, comprometiendo la imparcialidad del proceso.
El acoso se trasladó entonces a los dos únicos familiares directos de mi padre: mi madre y yo.