Una fotografía de la semana pasada mostraba una reunión entre Ahmed Naser al-Raisi, presidente de Interpol y alto cargo de la policía de EAU, con Mohammad Khaled al-Rahmoun, ministro del Interior sirio.
Al-Rahmoun ha sido sancionado por la UE, Reino Unido, Estados Unidos y Canadá por la supuesta dureza de las tácticas del gobierno sirio durante la guerra civil del país, que incluyen denuncias de torturas, desapariciones y asesinatos. Al-Raisi se enfrenta a acusaciones de complicidad en torturas con denuncias judiciales presentadas contra él en Francia y Austria por Matthew Hedges, académico británico, y Ali Issa Ahmed, víctima de torturas.
Estas acusaciones contrastan fuertemente con las expectativas de integridad y respeto de los derechos humanos que son esenciales para la democracia. Interpol .
Justo antes de la elección de al-Raisi como presidente de Interpol en 2021, surgieron dudas sobre su candidatura a raíz de las acusaciones de tortura vertidas contra él. El informe examinaba la preocupante donación de 50 millones de euros de los EAU a Interpol. El silencio de la agencia sobre este informe y las acusaciones contra su presidente ponen de manifiesto un preocupante desprecio por la rendición de cuentas.
La reincorporación de Siria a Interpol -tras haber estado suspendida de 2012 a 2021 debido a la brutal represión bajo la Régimen de Assad - cuestiona directamente el compromiso de Interpol con la defensa del derecho internacional y los derechos humanos. La reunión contradice los principios de la agencia, especialmente si se tienen en cuenta las acciones pasadas de Siria, que justificaron su suspensión.
La credibilidad de Interpol es motivo de preocupación desde hace tiempo. La publicación de difusiones rojas sobre presuntos delitos, aunque crucial para la cooperación policial internacional, ha sido objeto de críticas por su uso indebido por parte de Estados autocráticos como Rusia, China, Emiratos Árabes Unidos y otros. La postura de la agencia de que nombrar y avergonzar contradice el espíritu de la cooperación internacional refleja un enfoque problemático a la hora de tratar los abusos contra los derechos humanos de los países miembros. Esta perspectiva es contraria a la necesidad de transparencia y responsabilidad en la aplicación de la ley internacional.
La polémica suscitada por la reunión de Al Raisi con el ministro sirio pone de relieve la urgente necesidad de una reforma en el seno de Interpol. Proyecta una sombra sobre la credibilidad de la organización y pone de relieve la dificultad de impedir que la agencia sea explotada por regímenes autoritarios, lo que socava el derecho internacional y los compromisos mundiales en materia de derechos humanos.
Para preservar su integridad, Interpol debe llevar a cabo reformas que garanticen su compromiso con la justicia, la transparencia y la protección de los derechos humanos, libre de la influencia indebida de regímenes represivos. Es imperativo establecer procedimientos claros y transparentes para investigar a los Estados miembros y a sus funcionarios.
Sin tales reformas, la confianza en el funcionamiento de Interpol corre el riesgo de quedar irreparablemente dañada. La controversia no sólo afecta a su credibilidad, sino que también pone de relieve las implicaciones más amplias de las decisiones de liderazgo dentro de la agencia, subrayando la importancia de adherirse a los principios de los derechos humanos y la justicia.
El artículo se publicó por primera vez en The Times el 21 de marzo de 2024 y puede consultarse íntegramente aquí .
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