Que el próximo presidente de Interpol no sea cómplice de torturas debería ser una afirmación incontrovertible.
Sin embargo, el candidato emiratí y favorito en las próximas elecciones, el general de división Ahmed Al-Raisi, ha estado vinculado a acusaciones de graves abusos contra los derechos humanos. Al-Raisi ha sido inspector general del Ministerio del Interior desde 2015, periodo en el que han aumentado las denuncias de tortura a manos de las autoridades emiratíes.
Su candidatura forma parte de una campaña coordinada de los EAU para ejercer su influencia en el organismo policial internacional. No cabe duda de que la elección de Al-Raisi será utilizada por las autoridades emiratíes para encubrir un terrible historial de derechos humanos.
En un reciente informe de Sir David Calvert-Smith, ex director de la fiscalía y juez jubilado del Tribunal Superior, se han examinado los aparentes intentos de los EAU de influir en Interpol en su propio beneficio.
El informe sugiere que el país ha tratado de influir en Interpol mediante una donación de 50 millones de euros canalizada a través de un fondo de caridad. Para poner esta cifra en contexto, el presupuesto total de Interpol en 2020 era de 135 millones de euros. Las propias normas de Interpol exigen que los EAU paguen menos de 250.000 euros en concepto de cuotas.
Interpol tiene un historial de polémicas en torno a sus presidentes. En 2018, el chino Meng Hongwei, entonces titular, desapareció. Varios meses después reapareció en público y confesó cargos de corrupción y soborno. Dimitió y fue condenado por un tribunal chino a 13 años y medio de prisión.
Las elecciones para elegir a su sustituto plantearon la posibilidad de que resultara elegido Aleksandr Prokopchuk, jefe del Ministerio del Interior ruso. La protesta pública ante la perspectiva de que Rusia -un conocido usuario abusivo del proceso de notificación roja de Interpol- ocupara la presidencia, probablemente impidió su elección.
Interpol es una organización opaca y reservada. La candidatura de Al-Raisi sólo se conoció públicamente tras la filtración de folletos impresos de la campaña. Se desconocen los detalles de otros aspirantes e Interpol se niega rotundamente a hacer pública la identidad de los candidatos.
Incluso para los estándares recientes de Interpol, Al-Raisi sería una elección controvertida. Su mandato en el ministerio ha coincidido con un periodo especialmente sombrío para los derechos humanos en EAU. Esto incluye acusaciones de presidir la detención y tortura del académico británico Matthew Hedges en 2018. El hecho de que los EAU también abusen prolíficamente del sistema de notificación roja es aún más preocupante.
Con este telón de fondo, la elección del próximo presidente de Interpol debe ser objeto del debido escrutinio. La organización debería abrir la ventana de sus procesos de elección y garantizar que los candidatos a este importante y destacado cargo se hagan públicos.
Además, Interpol tiene ahora la oportunidad de elegir a una figura respetada y con la autoridad moral que requiere esta función, y no limitarse a elegir a un chivo expiatorio de un régimen autoritario.
Este artículo se publicó por primera vez en The Times el 15 de abril de 2021, puede consultar el artículo original aquí .
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